El absentismo por baja laboral se acerca al máximo anterior a la crisis
La llegada de la crisis y el desplome del empleo a partir del 2008 tuvo algunos efectos colaterales como una drástica reducción del absentismo por bajas laborales. Las tasas de horas no trabajadas por incapacidad laboral cayeron a niveles mínimos entre los años 2012 y 2013. Pero, desde entonces se ha producido una inexión que ha llevado el absentismo por baja laboral a unos niveles cercanos a los que había antes del inicio de la crisis e impacta negativamente en las cuentas de las empresas, las mutuas y la Seguridad Social.
El sector en el que se aprecia más la escalada de bajas laborales es el de la industria. La media de tiempo no trabajado por empleado debido a procesos de incapacidad temporal se ha incrementado en 1,9 horas desde que las empresas del sector tocaron fondo en el 2013 y llegó a 5,54 horas al mes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La cifra alcanzada supone un incremento del 52% en relación con el mínimo contabilizado cuatro años antes y se encuentra ya muy cerca de las más de seis horas no trabajadas que se registraban de media en la industria a principios del 2008, justo antes de que se iniciara la gran destrucción de puestos de trabajo.
En los servicios, el incremento del número de horas perdidas por incapacidad temporal ha sido del 45,6% en relación con el nivel más bajo a mitad de la crisis. Los empleados del principal sector de la economía española dejaron de trabajar una media de 4,18 horas al mes por procesos de baja por enfermedad. Por último, en la construcción se ha producido un aumento del efecto de las bajas laborales del 28%, hasta llegar a 4,18 horas por empleado y mes de promedio.
La aportación de las mutuas a la hucha de las pensiones por el excedente en incapacidad bajó de 103 millones en el 2014 a 2,3 en el 2016.
A la espera de los datos de la Encuesta trimestral de costes laborales del INE correspondiente a los meses de abril a junio, las mutuas de accidentes laborales ya han advertido de que la tendencia se mantiene durante este año con la misma intensidad. Estas entidades han visto cómo la factura que tienen que asumir por la incapacidad temporal que gestionan se ha ido incrementando en los últimos años.
En el 2016, las mutuas pagaron en prestaciones por incapacidad temporal 5.993 millones, el 12,22% más que en el 2015. A ese gasto hay que añadir 5.065 euros que abonaron a empleados en baja directamente sus empresas durante los primeros días de la incapacidad y 57.352 millones en concepto del recorte de ingresos por la producción y el servicio que no se pudieron llevar a cabo, con lo que el impacto global del absentismo por bajas sumó 68.410 millones, según un estudio de Adecco en el que colaboró la Asociación de Mutuas (Amat).
El estudio cifra en un 6% el aumento de la tasa de absentismo por incapacidad en el 2016, que acabó con el 4,88% de la jornada perdida por enfermedad.
Las mutuas colaboradoras de la Seguridad Social, que se financian con las cotizaciones de los trabajadores a los que dan cobertura, han visto en muchos casos cómo sus cuentas se resentían por aumentos del gasto en bajas por enfermedad común del orden del 10%, lo que ha reducido el resultado. Entre las mutuas de mayor tamaño, el resultado positivo de Fremap pasó de 323 millones en el 2015 a 228 millones en el 2016; en Asepeyo bajó de 203 millones en el 2015 a 101 millones el año pasado; en Fraternidad, de 41,9 millones a 18,5; en Universal, de 88 a 52,91, y en MC Mutual, de 75,1 millones a 33,6, según sus memorias anuales.
Como consecuencia de que la actividad de incapacidad temporal por contingencias comunes se encuentra en una situación de pérdidas en muchas mutuas, la aportación que hacen estas entidades al Fondo de Reserva de la Seguridad Social con el excedente en este capítulo se ha visto reducida drásticamente en los últimos años al pasar de 103,70 millones en el 2014 a 10,62 millones en el 2015 y a 2,38 millones en el 2016.